A los lectores de Las Cajas de China:
He encontrado este pequeño análisis literario en el fondo de una de las cajas de China que envió el tío Gustavo. Si te sirve para alguna tarea o deber de la escuela, sácalo de la caja y úsalo. De todos modos es algo que yo quería decirte.
Las Cajas de China es una narración estructurada con la técnica de "cajas chinas" o "cuentos encadenados". La autora -o sea, yo- dice que pensaba en Las Mil y una Noches -historias dentro de las historias- cuando escribió el libro.
Podría considerarse una novela, pero más bien es un libro de cuentos unidos por la técnica de "cajas chinas". Por cierto, esta técnica le gusta mucho a un grandioso escritor latinoamericano al que la autora -otra vez yo, ejem ejem- admira mucho: Mario Vargas Llosa.
Así que la narración transcurre, para empezar, en dos niveles:
1.- El mundo real de Jerónimo Tajín, un niño mexicano de 9 años.
2.- El mundo mítico, legendario de los cuentos narrados a la manera de las tradiciones egipcia, china e india.
Lo interesante de esta narración es que el mundo de los cuentos se mete en el mundo de la realidad.
¿Quién es el narrador de Las Cajas de China? Hay varios narradores. Uno, el que empieza a contar la historia, es muy juguetón y deja espacio al tío Gustavo para que "meta su cuchara" y narre algunas partes. Pero cada uno de los cuentos tiene un narrador diferente, porque... ¡son varios los libros que vienen dentro de las cajas! Además, provienen de varias épocas y lugares, por eso el estilo narrativo cambia.
Es diferente la manera de hablar del narrador de los cuentos egipcios al de los cuentos chinos. Y fíjense bien: el narrador de los cuentos indios habla en primera persona: "Me llamo William Clark y tengo trece años".
El narrador-Gustavo Tajín da instrucciones para que sus cajas-cuentos funcionen.
Y así se maneja el suspenso -uno de los elementos narrativos- a lo largo de todo el libro. (Eso le ha gustado mucho a los niños que han leído el cuento siguiendo las instrucciones al pie de la letra, o sea, abriendo una caja cada día. Eso sí, que cada lector haga lo que quiera, lo importante al leer es ser libres).
Cada una de las historias tiene su propio clímax -punto más alto y emocionante de la narración- siendo el de los cuentos egipcios el momento en que los niños creen que la mariposa Meryt está muerta, el de los cuentos chinos cuando el emperador está a punto de matar al pintor anciano y a su discípulo Mih Yan y el de los cuentos de la India cuando William Clark está a punto de morir para defender al tigre.
Las Cajas de China tiene un desenlace mágico. No lo voy a escribir aquí para dar oportunidad a que cada uno de los lectores de esta historia sienta su propia emoción y haga su propio descubrimiento. Y aunque algunos niños me han hecho reclamaciones, los he convencido que el final es el mejor de los finales posibles y que da la clave mágica de todo el libro.
Lo que sí pondré es que lo más maravilloso de este libro es que gracias a la técnica de las cajas chinas y a la magia de Oriente... es un libro que no acaba nunca, que siempre vuelve a empezar, como la magia de ser niño y la magia de la literatura.
Con mucho afecto,
María García Esperón