Todo es jeroglífico *
Decía Borges que la misión del poeta es lograr que las palabras vuelvan a ser mitos, esto es, verdades profundas que se comunican en lenguaje imaginario. Refrescar el lenguaje, recrearlo, retornarlo a su condición sagrada.
*Introducción de la conferencia pronunciada en el Curso Estatal para Asesores Acompañantes, del Plan Estatal de Lectura del Estado de Hidalgo en la ciudad de Pachuca el 30 de septiembre de 2011.
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Lee, lee y relee… y encontrarás
(Maxima alquímica)
Con el Profesor Gudelio Treviño Cruz, Coordinador del Programa Estatal de Lectura de Hidalgo |
¿Por qué un texto despierta nuestra curiosidad? Porque intuimos que encierra tesoros ocultos o algún misterio. Un libro cerrado es una promesa de viaje, de hallazgo, de conocimiento.
Decía Borges que la misión del poeta es lograr que las palabras vuelvan a ser mitos, esto es, verdades profundas que se comunican en lenguaje imaginario. Refrescar el lenguaje, recrearlo, retornarlo a su condición sagrada.
Para los antiguos egipcios, de quienes hablaremos mucho en el transcurso de esta charla de personas que gustan de leer y de escribir, la dimensión sagrada del mundo se expresaba a través de los jeroglíficos. Hieros, sagrado, glyphos, obra tallada, por extensión signo.
Desde la mirada sagrada de la espiritualidad egipcia, todo es jeroglífico, pues en todo alienta la respiración sagrada de los neter o dioses.
La escritura, la lectura, en el alba de esta civilización poderosa son cosa de dioses, de eternidad, de trascendencia, de conocimiento, de realidad. Una serpiente jeroglífica es tan esencial como la que se arrastra por la arena, y el escriba tiene a bien representarla atravesada por una lanza para que no muerda a los lectores. Tres mil años de civilización, desde las imponentes pirámides que hoy nos asombran hasta los delicados templos de los Ptolomeos, la piel de Egipto se cubre de signos, de sagrados signos, de jeroglíficos. La pirámide de Keops es eso, un signo, como lo son los templos y los obeliscos.
El libro cambia porque nosotros cambiamos, los sentidos se diversifican, las posibilidades se multiplican. Después de un libro no somos los mismos, algo ha ocurrido.
¿Por qué un texto despierta nuestra curiosidad? Porque intuimos que encierra tesoros ocultos o algún misterio. Un libro cerrado es una promesa de viaje, de hallazgo, de conocimiento. Como dijo Heráclito de Efeso, no podemos bajar dos veces a las agues de un mismo río, pues tampoco pasamos dos veces por las páginas de un libro. El libro cambia porque nosotros cambiamos, los sentidos se diversifican, las posibilidades se multiplican. Después de un libro no somos los mismos, algo ha ocurrido.
Una transformación hemos experimentado, un crecimiento anímico, un contacto con esas dimensiones invisibles que nos compelen a ampliar nuestro ser, a perfeccionar nuestras potencias, a crecer interiormente. Es una dynamis, una fuerza apasionada que se contrapone a la apatía, es un ejercicio que crece ejercitándose, es un placer y una aventura y un misterio. Es una elección también, porque no todos la toman, porque en algunos hay miedo o debilidad o apatía. Es evolución y revolución en y por nosotros mismos.
Podemos leer. Podemos desentrañar los sentidos que aprisionan y liberan las letras. Podemos escribir, poner a vivir nuestros pensamientos en una nueva vida, continuar la ya existente, resucitar presencias y traer a la existencia bellezas antes de escritas, inexistentes.
Uno de los momentos más impresionantes en la historia de la humanidad fue el de la invención de la escritura. Reflejar el mundo multiforme en un conjunto de signos, cada uno con su esplendor, tembloroso de dioses, se hizo en el antiguo Egipto una religion de la letra. Pero 3 mil años son muchos y el significado de los jeroglíficos se perdió.
Podemos leer. Podemos desentrañar los sentidos que aprisionan y liberan las letras. Podemos escribir, poner a vivir nuestros pensamientos en una nueva vida, continuar la ya existente, resucitar presencias y traer a la existencia bellezas antes de escritas, inexistentes.
Uno de los momentos más impresionantes en la historia de la humanidad fue cuando esa escritura olvidada pudo ser leída. Y esta proeza la llevó a cabo un solo hombre. Un solo hombre recuperó el legado de hombres incontables que se sucedieron a lo largo de 3 mil años. Un solo lector devolvió a la humanidad el esplendor de una civilización. De cómo este sentido fue recuperado por un solo lector convirtiendo la aventura de leer en una de las más grandes que pueda correr la humanidad y de cómo al leer se despiertan mundos dormidos y se trae al presente la herencia riquísima del pasado, tratará este paseo a través de imágenes y de Historia y de siglos que les propongo hagamos juntos, partiendo de una maxima alquímica:
Lee, lee y relee y encontrarás…
*Introducción de la conferencia pronunciada en el Curso Estatal para Asesores Acompañantes, del Plan Estatal de Lectura del Estado de Hidalgo en la ciudad de Pachuca el 30 de septiembre de 2011.