El próximo domingo 20 de noviembre, a las 12:00 horas, en la 31 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil que se lleva a cabo en el Centro Nacional de las Artes se presentará un libro que llena como pocos la palabra "colectivo".
Suma del esfuerzo de muchos creadores y organizadores, "Diccionario para armar" partió de una idea de Leslie Alger y tuvo la asesoría de Luis Fernando Lara, del Colegio de México y el apoyo de Alas y Raíces del Conaculta que dirige Miriam Martínez, contándose en todo el proceso con la coordinación de Carlos Tejada.
300 palabras del español de México -que no tienen por qué detenerse en ninguna frontera y que a través de materiales de calidad como este pueden volar y aventurarse por los demás países de habla castellana- integran el muy peculiar diccionario.
Los escritores: Carmen Leñero, Francisco Hinojosa, Francisco Segovia, Ignacio Padilla, Joaquín Díez-Canedo F., Luigi Amara, María Baranda, María García Esperón, Mónica Brozon, Ricardo Chávez Castañeda, Ricardo Yáñez y Vivian Mansour.
Los ilustradores: Alejandro Magallanes, Diego Bianki, Fabricio Vanden Broeck, Isol, Israel Barrón, Ixchel Estrada, Joel Rendón, Magú, Manuel Monroy, Mariana Chiesa, Paloma Valdivia, Quetzal León y Trino.
Las palabras: Muchas, son 300, cada una con su advinizanza, su rima, su pequeña historia, su chiste o su poesía: Garrapata, ahuehuete, pochitoque, güerco, chamoy, ñáñaras, jicaleta, miedo, chipichipi, chido, fantasía, fúchila, piedra, papel o tijera... Cada una con su color, su dimensión, su perspectiva, su trazo y sonrisa.
Poner en las manos de los niños el lenguaje vuelto juego y color es una aventura en la que pude participar gracias a la invitación de Miriam Martínez, quien este domingo presentará el libro en la FILIJ al lado de Leslie Alger, Luis Fernando Lara, Vivian Mansour y Manuel Monroy. Nuestros mejores deseos porque este libro en el que tantos pusimos tanto sea leído y disfrutado por muchos niños dispuestos a pintar de colores su aventura en la palabra. (María García Esperón)
Padre, le digo, dame tres granos de cebada para despertar al
durmiente.
Pero mi padre no responde:
es un enorme jinete de bronce, alto sobre colinas y sinagogas.
Madre, le digo, aparta tanta niebla,
muéstrame un rostro dulce, del que broten palabras ingenuas.
Pero ella se ha perdido por los callejones de piedra
y sólo encuentro en el espejo sus ojos inmensos.
Abuelo, digo entonces, ya no luches más con el ángel,
ven a contarme historias junto al fuego, mientras se hiela el Elba.
Pero el viejo me mira con ojos ausentes, y comprendo
que no es éste mi abuelo sino un viejo gitano que quiere venderme
un recuerdo.
Hermana, bella hermana, le digo,
toma mi mano que está oscuro en esta casa inmensa.
Pero a mi lado pasa una condesa polaca monumental y arrogante
y se escucha un violín, y se cierra una puerta.
Hermano, digo, qué bello cabalgas sobre el potro de madera y
de laca,
¿hacia dónde nos llevan estas tardes inciertas?
Pero él es sólo una imagen, una gris fotografía en mis manos,
y a lo lejos, atroces, los cañones resuenan.
Goethe, le digo, cántame una canción romana,
haz que yo sienta en mi corazón esta antigua tristeza.
Pero la tumba calla y sobre ella vuelan grises palomas
y no puedo abrir este libro porque sus páginas son de ceniza.
Milena, digo luego, tal vez tú puedas finalmente salvarme,
dime que soy de carne y de sangre, que esto que me atenaza es un deseo
Pero ella se afantasma entre miles de seres escuálidos
y apenas si percibo dos llamas que se apagan muy lejos.
¿Entonces es delirio todo esto? ¿A quién puedo llamar que me
salve?
Su reino es de este mundo. Todos están aceptados y absueltos.
Son demasiado humanos, son demasiado justos,
y yo no logro hablarles con mi estruendo de élitros.
y no aprendí a cruzar las puertas,
y no sé defenderme.
Si ves dos grises ojos de gato en la gótica noche de Praga
comprenderás que temo morir si me duermo.
Si oyes una canción en la gótica noche de Praga
comprenderás que intento saber dónde me encuentro.
Si oyes un corazón en la gótica noche de Praga
comprenderás quién sostiene todo este sueño.
No escribo para desahogarme.
No escribo porque estoy solo.
No escribo porque estoy triste.
No escribo para enamorar.
No escribo para hacer reír.
No escribo para agradar.
No escribo por todo lo contrario.
En realidad no sé bien por qué escribo.
Tampoco sé bien por qué respiro.
Y sin embargo eso nadie me lo pregunta.
Gracias a Alejandra Moglia pude conocer que mi libro Copo de Algodón forma parte de la selección de 300 libros iberoamericanos para leer en las escuelas del Plan Nacional de Lectura de Argentina. Este cuidadoso trabajo forma parte de un proyecto del gobierno argentino en favor de la lectura.
La selección ha sido realizada por un equipo multinacional de expertos en literatura infantil y juvenil coordinados por Graciela Bialet: Alba Ferreira, Alicia Diéguez, Beatriz Sanjuán, Gemma Lluch, Graciela Perriconi, Horacio Tignanelli, Julio Llanes, Laura Antillano, Laura Guerrero Guadarrama, María Luisa Miretti, María Mercedes Molina Moreno, Nilma Lacerda, Nora Lía Sormani, Pedro Cerrillo, Rebeca Cerda González, Cecilia Malem, y Margarita Eggers Lan.
A pesar de las herramientas de comunicación con que contamos, no es fácil que la creación de un país atraviese las fronteras y sea reconocida en otro. El trabajo del Plan de Lectura argentino es un paso inmenso en ese sentido porque está abriendo puertas mágicas a nuestras creaciones para recorrer ese camino que separa y une al lector con su libro, para dar aliento y vida y tierra y cielo a personajes como Copo de Algodón, que solamente piden un sueño para poder vivir realmente.
Quédate con mis libros
cuando yo no esté aquí.
Que en las tardes de lluvia
el griego es más hermoso todavía
y quiero que conozcas la lengua de los dioses
y el silbante dialecto del invierno.